José Del Bosque trabaja en la cosecha desde los 10 años. Todo empezó en los veranos cuando, aún siendo niño, su padre le enseñaba cada detalle del oficio de agricultor. Ahora, a sus 76, planeaba su jubilación. Pero la incertidumbre por los aranceles y la guerra comercial entre Estados Unidos y China lo llevan a replantear sus objetivos personales: dice que es probable que tenga que trabajar unos años más antes de su retiro.
En el Valle Central de California, Del Bosque cosecha sandía, melón, tomate y almendras. Cuenta a CNN que China es el tercer mercado más grande al que le vende —después de Europa y la India— y que, si aumentan los aranceles, el impacto en sus cultivos de almendra será directo.
La situación es tal que para la época de cosecha, alrededor de septiembre, deberá tomar una decisión: definirá si renuncia a parte de sus árboles de esta producción o los conserva.
“Es posible que, si no se ven bien las cosas para septiembre u octubre, es muy probable que tengamos que sacar los árboles más viejos”, dice. Esto, asegura, representaría una pérdida de alrededor de un tercio de su producción de almendra.
La Junta de Almendras de California “monitorea muy de cerca” la guerra comercial que puede afectar al sector, según dijo a CNN a través de un comunicado. Agregan que la estabilidad comercial es vital para los productores de almendra en California, cuyo producto se comercializa en más de cien mercados del mundo.
“Entendemos que las negociaciones están en curso y esperamos que se alcancen rápidamente soluciones mutuamente aceptables para evitar nuevos aumentos arancelarios”, sumó la Junta.
Del Bosque afirma que cosechar almendras es el cultivo al que más ha invertido dinero como agricultor, y de donde provienen sus mayores ganancias. Pero por ahora, todo es incertidumbre y frustración porque no puede prever qué pasará con las negociaciones sobre las tarifas ni cómo eso impactará en su negocio.
Luego de negociaciones de funcionarios en Ginebra, Estados Unidos y China acordaron reducir drásticamente los aranceles por 90 días, según una declaración conjunta de los dos países publicada el lunes.
Desde el 14 de mayo, Estados Unidos reducirá temporalmente sus tarifas sobre los productos chinos del 145% al 30%, mientras que China reducirá sus gravámenes sobre las importaciones estadounidenses del 125% al 10%.
Sin embargo, algunos productores consultados por CNN ya han visto en sus precios los efectos de esta tensión económica entre ambas potencias, y evalúan cómo continuarán los proyectos que ya tenían pactados con proveedores de China.
“Todo ha subido un poco más en precio”
Desde Paso Robles, una ciudad ubicada en el este de California que se caracteriza por sus bodegas, Edgar Torres comercializa 12 tipos de vino a Estados Unidos y a otros países del mundo.
Hace 19 años lleva adelante “La bodega de Edgar”, un emprendimiento que, cuenta a CNN, empezó en 2005 con unos pocos ahorros y cuatro barricas de vino. Asegura que ni siquiera con la pandemia de covid-19 tuvo las preocupaciones que sí enfrenta hoy a raíz de la tensión arancelaria entre EE.UU. y China. “Esto nos ha cambiado un poquito el ritmo un poquito más. Todo ha subido un poco más en precio”, dice el enólogo.
Para su bodega, Torres depende de productos que compra en Europa y también tienen un gravamen del 10 %. “Los aranceles más que nada nos han afectado en unas cuantas cosas que no vienen hechas aquí en el país, que importamos de Portugal, en donde compramos el corcho”, explica. Los barriles los compran a Francia y las botellas que utilizan para sus vinos, dice, vienen de proveedores de China.
Probablemente tendrá que reevaluar algunos proyectos por el incremento en los costos de inversión, dice Torres, que da trabajo a cuatro empleados y si bien dice que necesita dos más, no puede afrontar el costo de nuevas incorporaciones. Agrega que si bien su meta es generar cada año un 30 % de ganancias con sus vinos, ahora su aspiración se reduce a lograr la mitad de eso.
En 2022, las exportaciones agrícolas de California superaron los US$ 23.000 millones, un incremento del 4,4 % en comparación con el año anterior y una cifra que está en ascenso desde 2013, según datos del Departamento de Alimentos y Agricultura estatal.
Las almendras son el principal producto agrícola de exportación, con ventas que alcanzaron los US$ 4.700 millones en 2022. El vino se ubica en el cuarto lugar, con ventas de exportación valuadas en US$ 1.300 millones en 2022.
La demanda de California contra Trump y los aranceles
La gobernación de California presentó a mediados de abril una demanda federal contra el Gobierno del presidente Donald Trump por la imposición de aranceles.
Las autoridades señalan que Trump “carece de autoridad para imponer aranceles unilateralmente” bajo la ley de Poderes de Emergencia Económica Internacional y que se trata de una medida ilegal, además de perjudicial para el estado, con la mayor manufactura y agricultura de EE.UU.
La presentación sostiene que una medida de este tipo, basada en esa legislación, debe contar primero con una aprobación del Congreso.
“Estos aranceles han perturbado las cadenas de suministro, inflado los costos para el estado y los californianos, y causado miles de millones de dólares en daños a la economía de California, la quinta más grande del mundo”, dice la demanda presentada por el gobernador del estado, Gavin Newsom, y el fiscal general de California, Rob Bonta.
Bonta pide a la Corte que “frene” al jefe de Estado, que “restablezca” la economía de California y defienda la Constitución.
Más de la tercera parte de los vegetales y el 75 % de las frutas que se consumen en EE.UU. provienen de California, informa el Departamento de Alimentos y Agricultura.
Son números que, sin duda, se reflejan en la importancia del trabajo de agricultores como Del Bosque, que tiene meses decisivos por delante con la mirada puesta en cómo seguirá la tensión arancelaria entre China y Estados Unidos. “Si los aranceles afectan mucho el precio, entonces esa huerta la vamos a terminar”, dice a CNN sobre parte de su producción de almendra.
Torres prevé también un panorama económico difícil para su bodega, pero afirma que quiere evitar que estas dificultades impacten en los precios que ofrece a sus clientes. “Las ganancias no van a ser iguales, como antes…y no vamos a tener nada extra como para ahorrar (…) necesitamos, nomás, sacar lo que necesitamos para sobrevivir ahorita”, dice.